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lunes, 12 de agosto de 2013

Los babuínos tienen la habilidad para manejar números

Los seres humanos compartimos muchas características con nuestros parientes evolutivos más cercanos, los primates. Esto significa que muchas de nuestras capacidades tienen un origen evolutivo antiguo, que nosotros hemos ido perfeccionando y sobre el que hemos ido sumando aptitudes. Pero, ¿dónde está el límite?
Un artículo reciente demuestra que una de estas capacidades que tenemos asociadas a nuestra cultura proviene de los simios. Y que nosotros, sobre ella, hemos construido algo más complejo. Se trata de la capacidad para la lógica matemática y el cálculo complejo. La única especie capaz – que se sepa hasta el momento - de realizar este tipo de operaciones somos nosotros. Pero todo ello se asienta en algo más simple, que otras especies cercanas sí tienen: la capacidad de contar.


Siendo estrictos, tendríamos que hablar de la capacidad para la representación de cantidades análogas. Con este término los científicos se refieren a la capacidad para determinar si una cantidad es mayor que otra, especialmente cuando los números son cercanos.
La mejor forma de entenderlo es explicando el diseño del experimento que llevaron a cabo los científicos, y los resultados que obtuvieron. Para llevar a cabo su estudio, los investigadores eligieron a un grupo de babuínos (Papio anubis) que no hubiesen tenido entrenamiento previo ni un contacto continuado con los experimentadores.
De esta manera, sabían que los resultados dependían de las capacidades innatas para entender los números de los animales, y no de entender las expresiones verbales y no verbales de los responsables del estudio. En otros experimentos parecidos los animales acababan decidiendo en función de la actitud de los humanos implicados, y no tanto de las características del experimento.
La primera parte del experimento era sencilla. A cada individuo se le ofrecían dos platos con cacahuetes, y se quedaba con el que eligiese. Las cantidades eran muy distintas, del estilo de dos en uno y siete en otro. En más del 75% de los casos los monos elegían el que más tenía.
Una vez que ya se había establecido que reconocían cuando había mucho y cuando poco, el número de cacahuetes en cada plato se hacía más parecido. De hecho, solía haber un sólo cacahuete de más en un plato, dos a lo sumo. En esta parte del experimento los animales eligieron el plato con más cacahuetes en un 55% de las ocasiones.

La conclusión más interesante del estudio la obtuvieron al comparar los datos de babuínos con los de un experimento similar realizado con niños. El comportamiento de ambos era muy parecido, con una única diferencia: al ir repitiendo el experimento, los niños iban aprendiendo y mejorando sus elecciones, pero los babuínos seguían siempre el mismo patrón.
De esta manera pudieron determinar que la capacidad para la representación de cantidades análogas es algo innato en los babuínos, y algo que se ha mantenido a lo largo de la escala evolutiva. Lo que sí es propio a humanos es la posibilidad de aprender y mejorar, construyendo sistemas más complejos sobre las habilidades innatas.

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