La piraña que muerde más fuerte que un Tiranosaurio
En
Biología se utilizan muchas veces los “récords” de ciertas especies
para entender mejor y poder explicar ciertas características de los
animales. Qué animales son más rápidos, cuáles los más fuertes, o los
más pesado, de cuáles hay más en el planeta... El último ejemplo es el premio al pez con la mordedura más potente, que en este caso comparten dos especies: la piraña negra (Serrasalmus rhombeus) y la extinta piraña gigante (Megapiranha paranensis).
Hay dos factores importantes a tener en
cuenta cuando se habla de estos récords. Por una parte, cómo se hacen
las comparaciones. En este caso, lo que se ha hecho es calcular la
fuerza de la mordedura en función del tamaño del animal. Evidentemente,
un animal más grande tendrá más potencia de mordedura. Pero estas dos
especies son capaces de imprimir una fuerza con sus mandíbulas más de 30
veces superior a su propio peso.
La segunda consideración es con quién se
compara. Para realizar el artículo los datos empleados eran de peces.
Pero esto no hace que el récord sea menor, ya que entre los competidores
están todas las especies de tiburón, incluida una extinta que se
depredaba sobre ballenas, y los placodermos devónicos, el equivalente en peces a los grandes dinosaurios.
Y aunque no se hayan usado los datos para
la publicación, los investigadores han comparado la mordedura de la
piraña con la de algunos dinosaurios. Teniendo en cuenta lo difícil que
resulta comparar animales tan distintos, unos terrestres y los otros
acuáticos, siguen ganando las pirañas. Incluso el más famoso de los
grandes dinosaurios depredadores, el Tyrannosaurus rex, imprimía menos fuerza en sus mordiscos.
Este estudio aporta datos muy
interesantes sobre la biología y la forma de vida de las pirañas. Desde
hace tiempo se sabe que estos animales son voraces depredadores, pero
aún no había datos sobre cómo cazaban, ni cómo o por qué habían
evolucionado de la manera en que lo habían hecho.
El secreto de la potencia del mordisco de
estos peces se encuentra en dos lugares. Por una parte en la mandíbula,
que tiene una estructura y un ángulo que maximizan la fuerza. Pero
sobre todo está en la musculatura que acompaña a estos huesos, que no
tiene comparación en ningún otro animal.
Hay otra conclusión que se puede obtener
de los datos. Y es algo que quedaba pendiente de explicarse desde hace
mucho tiempo. Las pirañas son capaces de depredar sobre animales mucho
más grandes que ellas. De hecho, sus presas son tan grandes que no
deberían poder atacarlas. Según la teoría biológica, los animales
cazadores tienen un límite de tamaño de sus presas. Cuando sus víctimas
son demasiado grandes, corren mucho peligro y no les merece la pena.
Sin embargo, las pirañas cazan animales
por encima de ese límite teórico. Y lo consiguen gracias a la potencia
de su mordedura, y a la velocidad con la que lo hacen. Gracias a estos
dos factores son capaces de arrancar partes importantes de sus presas
con un único y veloz ataque, minimizando los riesgos.
De hecho, durante gran parte de su vida
se alimentan de las aletas de otros peces y de extremidades de animales
acuáticos. Esto también sirve para explicar por qué necesitan una
mandíbula tan potente, para poder cercenar los huesos de las
extremidades de manera completa y alejarse antes de que sus víctimas
puedan reaccionar.
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