El carbón expulsa a miles de personas en Alemania
El cementerio está casi vacío, las tiendas abandonadas,
la calle principal, desierta, flanqueada de casas con las persianas
echadas. El pueblo fantasma alemán de Immerath tiene que irse para dejar
espacio a las excavadoras de lignito.
En esta zona rural situada entre la conurbación del Rhur y los Países
Bajos, Immerath y las comarcas vecinas van a ser borradas del mapa para
que el gigante de la energía RWE pueda agrandar su inmensa mina a cielo
abierto de Garzweiler.
La producción de carbón se hace cada más atractiva, en un mercado
moroso para las certificaciones de CO2. El lignito extraído en
Garzweiler alimenta directamente las centrales de RWE, que expulsan su
humo blanco al lado de la mina.
La mina Garzweiler I, explotada desde 1983, ya ha cumplido su ciclo y
va siendo tapada a medida que abre Garzweiler II, una mina contigua de
una superficie de 48 kilómetros cuadrados, tanto como una gran ciudad
europea.
Unos 7.600 habitantes y todo su entorno serán desplazados. Los 900
habitantes de Immerath, de los que solo quedan un centenar, se están
instalando en Immerath-Neu (Nuevo Immerath), un pueblo creado en la
misma comuna de Erkelenz.
Ahí estarán sus muertos, la escuela y la guardería, pero no la
iglesia, que será desconsagrada después de la última misa en octubre, y
destruida como el resto.
"Esto me rompe el corazón", dice Hans-Willi Peters, que vive en un
pueblito vecino y tendrá que decidir si es trasladado como los otros
vecinos o si empieza una nueva vida en otro sitio. "Mi esposa y yo
cambiamos de opinión todos los días", dice este prejubilado, que
participa en uno de los "comités ciudadanos" encargados de seguir el
proceso.
-AUMENTA DEMANDA DE CARBÓN-
RWE financia toda la operación, aunque no quiere desvelar el coste.
Pero tiene claro que con el precio de los derechos de contaminación
hundido en el mercado europeo, y la renuncia de Alemania a sus centrales nucleares, el lignito que se extrae en Garzweiler tiene el viento en popa.
El contaminante carbón asegura un 40% de la producción eléctrica del
país, contra el 25% de media en Europa. El permiso concedido a RWE prevé
la extracción de 1.300 millones de toneladas de lignito hasta 2045 en
esta mina.
"La gente ha entendido que sin carbón tendríamos un problema" para
producir la electricidad de la que tan necesitada está Alemania, pese
que el paisaje se ha desfigurado y el ruido y el polvo es el pan de cada
día, dice Hans-Heiner Gotzen, primer adjunto de la alcaldía de
Erkelenz.
Desde principios de junio el Tribunal Constitucional alemán, la
máxima autoridad jurídica del país, analiza la legalidad de los
traslados de la población de Garzweiler, tras la querella presentada por
un residente de Immerath y una asociación ecologista.
Según ellos, la explotación de carbón no es una necesidad imperiosa
de interés general, único motivo que justificaría la evacuación de estas
poblaciones.
Quieren dejar claro que la explotación de carbón en Alemania no es
indispensable para garantizar el suministro energético del país, una
conclusión a la que también llega el instituto económico DIW en un
informe reciente.
No se espera que los jueces tomen partido sobre esta delicada cuestión en el fallo que se espera en otoño.
"El tribunal va a insistir en el respeto de los intereses privados",
pero no va a derogar el permiso concedido a RWE, predice Gotzen.
Hay que reconocer que RWE "hace las cosas bien, de manera profesional
y estructurada", con una fuerte implicación de los interesados,
reconoce Jürgen Schobel, encargado de los desplazamientos de los pueblos
en nombre de la alcaldía.
Hace algún tiempo recibió a un grupo de chinos que querían ver cómo
los alemanes gestionan la evacuación de los pueblos, algo habitual en
China y a mucha mayor escala. "Estaban alucinados" con la manera en que
RWE cuida a los habitantes, recuerda Schobel.
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